lunes, 2 de septiembre de 2013

Las vueltas del verbo "venir"

Un amigo, Fernando Ruvalcaba, me ha pedido que comente cuándo es correcto utilizar viniste y cuándo *veniste... Sí, ¿se ve el asterisco? Eso significa que nunca es correcto emplearlo, así de fácil. Otra cosa es que sí se use y, por lo visto, en México se emplea bastante. La pregunta entonces es sencilla: ¿por qué se produce este error?

En mi opinión, se trata al mismo tiempo de un ejercicio de analogía y de disimilación. Vayamos por partes: primero, la analogía. La analogía se produce cuando, ante la duda, se utiliza la forma que creemos correcta por parecido con otra. En este caso, el infinitivo es venir, con e, y la mayoría de las formas de indicativo se forman con esta vocal: vengo, venía, vendrá... Es por eso que los hablantes piensan que la forma debería ser con e. Sin embargo, también hay muchas formas con i o con ie: vino, vienes, vinieron... ¿Por qué entonces analogía con la e? Aquí entra en juego la disimilación, que es el cambio que se produce para diferenciar dos sonidos que se hacen complicados de pronunciar por estar próximos: como en viniste hay dos íes seguidas, los hablantes piensan que "suena mejor" que la primera sea una e. Es por eso que creo que se produce la forma *veniste en lugar de la correcta, viniste.

Por otra parte, alguien se preguntará por qué hay tanta alternancia vocálica: unas formas con e, otras con i y otras con ie, cuando todas las formas del latín venio, el verbo de donde proviene nuestro venir, son con e. Pues bien, se debe a que esa e unas veces era tónica y otras, átona es decir, a veces se pronunciaba fuerte, con acento (como en pérfido) y otras se pronunciaba débil, porque había otra tónica (como en ventana o en doble). También influye el hecho de que vaya antes de la vocal tónica,  fuerte (de nuevo, ventana) o detrás (otra vez doble), entre otras cosas. En realidad, el sistema en latín utilizaba para establecer la tonicidad de las vocales una distinción que hemos perdido, la duración de la vocal: era diferente una e larga de una e breve. Pero para efectos de explicación, nos sirve el tema del acento. En resumen, es por eso, por ejemplo, que venio produjo vengo; veniunt dio vienen y veniste derivó en viniste: depende de distintos fenómenos fonéticos de acento y colisión de sonidos.

Para acabar, conviene recordar que también es incorrecta la forma *vinistes (o *venistes, que sería doblemente incorrecta). Esta -s espuria se añade por otra engañosa analogía: como en el presente de indicativo la segunda persona del singular lleva -s (tú amas/temes/vienes), los hablantes creen que lo correcto es añadirla al pretérito perfecto simple (el tiempo de pasado), y sobre las correctas amaste, temiste y viniste, construyen las formas *amastes, *temistes y *vinistes (o *venistes), que ahora ya sabemos que conviene rechazar.

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